Hoy os traemos la segunda parte de aquel estudio medio-loco medio-sesudo que la semana pasada escribimos acerca de la saga de Assassination Classroom, recopilando las mejores teorías sobre sus personajes que por internet corren. Si no habéis visto las películas, id ahora mismo a la tienda o alquiladla en línea porque es pecado leer sin conocer y aquí somos muy buena gente. Si la compráis en formato físico, obtendréis, aparte de un estuche que es lo más, un librito sobre otras interpretaciones –más dignas de ser imprimidas– sobre este divertido díptico. Empecemos.
5. IRINA JELAVIC, ENTRE MAZACON Y ESPÍA FREUDIANA
Mazacon (japonés para Mother Complex) es un término que hace referencia a la centralidad de la figura de la madre sobre el hombre adulto japonés que, volcado constantemente en el trabajo, busca refugio en el cariño y el cuidado que de ella recibió de pequeño. Ante un padre a su vez ausente por trabajo, el niño japonés desarrolla una fuerte relación de afecto y dependencia con la figura materna, que luego prioriza a la hora de encontrar pareja: por eso, paseando por un parque, es mucho más sencillo ver a hombres con la cabeza apoyada en el regazo de su novia, en lugar de estar besándose o cogiendo de la mano. Incluso hay revistas, como la Popeye (dirigida a jóvenes adultos), que recomiendan adoptar actitudes infantiles para ligar con las chicas, que adoptan el rol de madre casi por inercia y acaban preparando bentos caseros o limpiando sus cuartos como señal de amor. En este marco, es especialmente significativa la figura de Irina Jelavic, la profesora sexy que acompaña la clase 3-E. Sus alumnos no parecen estar demasiado interesados en las chicas de su edad, sino que más bien prefieren estar al lado de esta mujer, siempre en segundo plano y siempre dispuesta a velar por su bien, aunque solo en contadas ocasiones salga del papel de Clarín con portentosos atributos físicos para ayudarlos de forma significativa. Una especie de madre luminosa y atractiva que, por otra parte, haría sonrojar al mismísimo Freud con las fantasías de mujer-lamiendo-pistolas (falos) que encarna.
4. EL NUEVO HERMANO MAYOR Y EL PADRE AUSENTE
Irina Jelavic podría acompañar perfectamente a una suerte de presencia paterna desdoblada entre el agente de Defensa Tadaomi Karasuma y el mismo Korosensei, que representan dos caras muy diferentes de una misma moneda. Por una parte, Korosensei, un ente todopoderoso pero afectuoso y cercano. Un bicho que actúa como un Hermano Mayor en un sentido neo-orwelliano: el profesor lo ve todo, se sitúa muy por encima del poder de los alumnos que monitoriza, pero a la vez respalda su poder detrás de una carcasa de maneras alegres y juveniles. Simpáticas. Por otro lado, Karasuma completa la figura del padre de una forma mucho más próxima a la realidad japonesa. El agente, consciente de su posición a la cabeza de la gran familia que es la clase 3-E, pero también actuando siempre según las órdenes de sus superiores en el Ministerio de Defensa, acaba en una posición intermedia que lo relega a la ausencia física, moral o familiar. Porque a pesar de trabajar como ayudante de profesor en la escuela y enseñar a los alumnos a diario, su trabajo siempre acaba separándolo de ellos, pues, llegados a un punto de la serie (no spoilers), su objetivo empieza a ser opuesto al de los jóvenes. Por ello, o sucumbe a las órdenes de sus superiores –lo cual lo aleja de sus alumnos a nivel familiar, pero también moral–, o bien decide ponerse de su lado, pero será entonces cuando sea apartado físicamente del cargo y de los estudiantes. La decisión es difícil y pasa necesariamente por la ausencia. Ser padre en Japón no debe de ser fácil.
3. ITONA BONAPARTE, BAJITO Y ENFADADO
Itona Horibe, alias «tentáculos en el flequillo», es el nuevo alumno de la clase 3-E. Un estudiante aventajado en el arte de matar, pero con un pequeño defecto: es muy, muy bajito y tiene un enorme complejo de Napoleón. Napoleón Bonaparte –sí, el imperialista que quiso comerse el mundo– medía 1,69m, lo cual era considerado estándar para el francés medio, pero, comparado con la Guardia que lo acompañaba y con el resto de oficiales y altos cargos del ejército, quedaba extremadamente corto de talla. Por ello, la psicología cogió su nombre para designar un complejo de inferioridad muy debatido para referirse a la agresividad exagerada que muestran los hombres de baja estatura a la hora de tratar con gente más alta que ellos. Itona llega a la clase enfadado: él, quien pronto descubrimos que fue creado como «hermano» de Korosensei, nunca llegó a transformarse en alienígena amarillo, a pesar de poseer las mismas habilidades que el profesor. La rabia que siente hacia la criatura, por lo tanto, viene condicionada (también) por el hecho de que le tocó ser un humano bajito y no el semidios de la muerte con traje que es su homólogo. La envidia nunca es buena, por lo que, cuando es testimonio que incluso los humanos –a pesar de su nulo potencial innato en el campo de batalla– son capaces de igualar o superar a Korosensei, Itona deja de lado su «napoleonesidad» y se une a ellos.
2. LA CLASE 3-«E» DE ESTOCOLMO
Porque, vamos a ver, la clase 3-E nunca es del todo libre. Los alumnos empiezan el curso actuando sujetos al mandato del Gobierno: siendo todos ellos de clase baja y sin ninguna esperanza de cara a su futuro laboral, los 150 millones de recompensa son más que suficiente para mantenerlos controlados y enganchados, actuando como sicarios de un plan ajeno. De todas formas, no se menciona en la primera película ocasión alguna de rechazar la oferta del Ministerio de Defensa, a pesar de que este ha cambiado completamente el enfoque de las asignaturas. Los alumnos, por lo tanto, se pasan todo el curso en el papel de esclavos, trabajando en un proyecto ajeno sin salida posible y con la promesa de un dinero que puede no llegar. Se trata de un auténtico secuestro, perpetrado por el Gobierno pero ideado (a priori) por el monstruo tentaculado que lidera la clase y que pronto empezará a ganarse el corazón de sus esclavos. Ellos, víctimas en el fondo de un macabro plan para explotar la masa laboral deseducada juvenil, acaban disfrutando de la compañía de su despótico líder, que además conseguirá que no solo no quieran escapar, sino que deseen de todo corazón salvarlo y permanecer a su lado. Por ello, la «E» es de Estocolmo.
1. KOROSENSEI, OJO GLOBALIZADOR
Esta viene de Saxxon para Medium. El autor discurre sobre las semejanzas entre la figura amarilla de Korosensei y el logo del USA-247, un satélite de reconocimiento de la Inteligencia Americana que la OTAN ha usado en numerosas ocasiones. Este logo contiene la imagen de un pulpo atrapando la Tierra bajo sus ventosas y un eslogan algo estremecedor: «Nada queda fuera de nuestro alcance». Lo comentábamos antes refiriéndonos al aspecto neo-orwelliano del profesor, que parece tener ecos en esta nueva teoría: cuando el USA-247 se puso en funcionamiento, en 2013 (solo un poco después del inicio del manga), Estados Unidos estaba en plena crisis política por el descubrimiento de la vigilancia a la que la Agencia de Seguridad había mantenido sobre figuras públicas importantes. Una crisis que originó intensos debates acerca de la necesidad de rechazar un modelo de seguridad nacional que podía llevar perfectamente al país a una distopía como la de Orwell y su 1984. Por ello, no solo los EE.UU., sino también la OTAN quedaban comprometidos. Al final de la primera parte de la saga, Korosensei recompensa a sus alumnos por sus resultados académicos dejando que le aten a un satélite que él mismo ha traído desde el espacio exterior. Sin embargo, más allá de preparar una estrategia conjunta para acabar con su maestro, los estudiantes deciden que esa es una ocasión para decorar el campo de batalla que, técnicamente, pondrá punto final a su misión. Por ello, adornan el satélite con banderolas de todos los países para festejarlo y queda un escenario tal que así: Korosensei (el Hermano Mayor), con el satélite (EE.UU.) y las banderolas de todos los países del mundo (OTAN, un concepto globalizador del planeta). En este contexto, los jóvenes (léase, la juventud revolucionaria) luchan no solo contra un ser omnipresente y todopoderoso, sino también contra un Estado que amenaza con conquistar –o, quizás más bien, con quedarse– gobernando con sus sucios métodos por encima de todo el mundo. Con ello, la idea de «salvar el planeta» que moviliza a los estudiantes adquiere tintes mucho más oscuros. Si seguimos los mandatos de Assassination Classroom, EE.UU. es un gran pulpo que no solo nos dominará a todos, sino que acabará por destruir el planeta entero… A no ser que las nuevas generaciones lo paren.
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