Con el lanzamiento del home video de Brother a solo unas semanas vista, desempolvamos este clásico de Takeshi Kitano para hacer uno de nuestros ejercicios cinéfilos favoritos: buscamos los trabajos más extravagantes en los que el reparto y el equipo de técnicos estuvieron enzarzados tanto antes como después de trabajar en la película, con el fin de convertiros en auténticos expertos de la primera historia que Kitano rodó fuera de Japón. Sin más dilación, un who is who de los actores y cargos con los títulos más disparatados en su currículum.
Del elenco principal, con el permiso de Beat Takeshi (indiscutible cara protagonista), el actor más reconocible por el espectador occidental medio es Omar Epps, Denny en la cinta, que en 2000 rodó un extraño triplete de películas. A Brother, estrenada en España en 2001, se le sumarían el exitoso drama adolescente Love & Basketball y Drácula 2001, una auténtica joya de culto protagonizada por Gerard Butler y Christopher Plummer que quedaría enterrada por siempre en los anales de los desastres de videoclub. Aunque seguramente a Epps lo conoceremos más por su papel en la serie de televisión House, donde aparecía regularmente como el Dr. Eric Foreman, decano en el hospital del excéntrico doctor.
Otro de los grandes nombres en el reparto es el de Masaya Kato, Shirase en la película. Cualquier fan de la acción de serie B habrá visto al actor en cintas como Samurai Resurrection (Hideyuki Hirayama, 2003), Fuerza máxima (Steve Wang, 1997) o incluso la más conocida versión de Godzilla de Roland Emmerich en 2004, nuestra aparición favorita es en la versión de imagen real de Terraformars (Takashi Miike, 2016), donde interpretaba al heroico Keisuke Dojima. También Susumu Terajima, que ya sufrió bastante en Ichi the Killer (Takashi Miike, 2001), vuelve a sufrir en Brother, esta vez como el leal yakuza Kato.
En el grupo de secundarios, actores que han desarrollado su carrera mucho más allá de las calles de Los Ángeles. Apuntad para el próximo Trivial: Lombardo Boyar, el simpático Mo del grupo de Aniki, es un reconocido actor de doblaje que ha puesto voz en su versión original, a personajes como Gustavo en Coco (Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017) o a Raúl, el pingüino calvo del grupo de Los Amigos en Happy Feet (George Miller, 2006). Ren Osugi, Harada en la película, formaba parte del panteón de los grandes protagonistas de la televisión japonesa, pero despuntó en el ámbito internacional en su papel como el deprimido detective Horibe en Hana-bi, del mismo Kitano. Más recientemente lo habíamos visto exasperarse en la piel del Primer Ministro japonés de la fantástica Shin Godzilla de Hideaki Anno y Shinji Higuchi (2016). Aunque la palma a la secundaria con una carrera más alejada de las pistolas es para Tatyana Ali, cuya popularidad se había forjado en la archiconocida serie de El príncipe de Bel-Air (1990-96), donde interpretada a la vivaz Ashley Banks. Un cambio radical para una actriz que intentaba reorientar su carrera.
Puede pasar desapercibido, pero en Brother Takeshi Kitano realiza un auténtico homenaje a una de las máximas figuras del cine clásico asiático: James Shigeta, en el papel del contable Sugimoto. Shigeta, cuya última gran aparición fue en La jungla de cristal (John McTiernan, 1988), debutó en El kimono rojo (Samuel Fuller, 1959), con el que ganó un Globo de Oro al actor más prometedor. Después dedicaría su vida a los musicales en japonés, a pesar de no saber una palabra en el idioma. De esa época, destaca el musical Prometidas sin novio, dirigida por Henry Koster en 1961 y la épica La batalla de Midway, protagonizada por las mayores estrellas de Hollywood del momento (Charlton Heston, Henry Fonda, James Coburn, Robert Mitchum…) y dos nombres japoneses: Toshiro Mifune y James Shigeta.
La red de colaboraciones que Brother desató en la ciudad estadounidense no acaba con los actores: en el panel de productores, algunas figuras capitales del mejor cine popular (y de culto) de los Estados Unidos. Quizás el más destacado de todos es Jeremy Thomas, que venía de producir grandes títulos como la oscarizada El último emperador (Bernardo Bertolucci, 1987) y había trabajado con David Cronenberg en El almuerzo desnudo (1991) y Crash (1996). Thomas, y Peter Watson, productor asociado, siempre han tenido un gran ojo para el cine independiente, por lo que dos de cada tres éxitos de crítica de los últimos años llevan sus firmas (ved Solo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch). En una tesitura un tanto menos autoral se mueve la coproductora Ann Carli, detrás de Crossroads: Hasta el final, dirigida por Tamra Davis en 2002. Una de aquellas películas ciertamente memorables, aunque no por su calidad, que demostraba que reunir a Britney Spears y Zoe Saldaña en un mismo set, bajo guion de Shonda Rhimes, no siempre da buenos resultados. También en un registro plenamente popular trabaja Victor Ho, que con Kitano trabajó de line producer (una suerte de coordinador del set), pero ascendería con el tiempo hasta incorporarse a la producción de hits de la talla de Aquaman (James Wan, 2018).
Si indagáis un poco en los historiales de los especialistas de la película, encontraréis colaboraciones loquísimas –de esas que solo parecen posibles cuando miramos atrás, hacia un cine que desde 2019 ya parece clásico. Brother es un enmarañado de nodos con otros grandes de la historia del cine: desde la directora de casting de Spike Lee (Robi Reed), hasta el supervisor de efectos especiales de Terminator 2 de James Cameron (Anthony Stabley), los especialistas en efectos especiales de Iron Man (David Waine) y Blade (John C. Hartigan) o incluso la encargada del maquillaje de la mayoría de clásicos de Will Smith (Judy Murdock). Os dejamos que descubráis el resto por vosotros mismos. De momento, que sirvan las referencias para revisitar el clásico de Takeshi Kitano y para ganar muchas partidas al Trivial.
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