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GINTAMA: Guía (casi) definitiva para el busca-referencias empedernido

Actualizado: 4 abr 2019


Gintama es de esos títulos que se disfrutan más si pillas todas sus referencias, eso lo sabemos. Así que inauguramos este blog con el entusiasmo como estandarte, ofreciéndoos una exhaustiva guía de referencias para que estéis preparados para ver esta dicharachera comedia ya disponible en DVD y Blu-Ray. ¡Vamos allá!


La película, dirigida por Yuichi Fukuda, adapta el noveno arco de la serie creada por Hideaki Sorachi hace ya dieciséis años. Durante este tiempo, han visto la luz tres versiones de la historia de Benizakura (dos de ellas en forma de largometraje), que cuenta con mucha popularidad entre los fans del manga. El Gintama que ahora estrenamos parte del respeto hacia el material original, manteniendo una versión fiel a los personajes y situaciones más icónicos, pero incorporando nuevos gags que sacan a relucir el espíritu de bajo presupuesto de la adaptación de Fukuda. Esto no es nada nuevo para el realizador, que venía de dirigir la serie de televisión Yusha Yoshihiko (una parodia de la fantasía medieval), pero pillará desprevenidos aquellos espectadores que esperen encontrar algo de realismo en la puesta en escena de personajes tan extremos como Elizabeth. Porque solo con la magia del cine más descarado podríamos aceptar que este simpático pato sea en realidad un señor disfrazado.



La auto-conciencia reina en esta suerte de Edo alternativo, un lugar especialmente atento a eventos sucedidos al otro lado de la pantalla. El síndrome Deadpool empieza pronto, con Gintoki (Shun Oguri) cantando una horrible canción de apertura al más puro estilo de karaoke cutre, interrumpido por los avatares animados de sus compañeros presentándose como si estuvieran en un magazín de colores chillones de alguna cadena de la TBS (Tokyo Broadcasting System, la red de televisión japonesa). Las citas explícitas van más allá, empezando por la tímida Tetsuko Murata, que pide a nuestro “chico para todo” que grite como el luchador japonés de wrestling, Antonio Inoki, para tratar con su hermano sordo. Y sigue, con ideas tan absurdas como la de Kagura (Kanna Hashimoto), que nombra a su escarabajo pelotero doméstico McCartney 28. Incluso mejor es el nombre de otra mascota, Elizabeth, que cumple años el 7 de setiembre, el mismo día que la Reina de Inglaterra – y es sabido que las casualidades no existen. El/la misma Elizabeth únicamente come panecillos de cerdo de la tienda Horai 551 de Osaka, un lujo que solo un pato samurái con muchos reparos puede permitirse.

Incluso mejor es el nombre de otra mascota, Elizabeth, que cumple años el 7 de setiembre, el mismo día que la Reina de Inglaterra – y es sabido que las casualidades no existen.


No todas las referencias son actuales, pues en la cinta se alude constantemente, y de forma más o menos sutil, a las narrativas épicas protagonizadas por samuráis. El más evidente es el Shinsengumi, el equivalente literal de las fuerzas policiales especiales del último período del shogunato japonés. Un cuerpo mucho más divertido en la ficción, pues en el mundo de Gintama está encabezado por un patético acosador desnudo, un adicto a la mayonesa y un sádico hardcore. En la ciudad nada es sagrado: tampoco los pergaminos decorativos colgados en su casa, cuyos estilizados caracteres shodo se alejan de lo místico para reflejar lo que parece ser una lista de la compra. Aunque también queda espacio para el homenaje: el de las grandes obras interpretadas por Ken Takakura (apodado como “el Clint Eastwood nipón”), al que se alude para reflejar lo desviada que es la concepción de Gintoki de lo que significa el bushido. Otras vinculaciones con el género se basan en los clichés que los introducidos al imaginario feudal japonés conocerán de sobra: las luchas con katanas de madera, el combate de uno contra todos, el objetivo primordial de vengar la muerte del maestro… Y un largo etcétera.



Antes que nada, Gintama siempre ha sido un hogar para los aficionados a la cultura pop japonesa, así que el live-action no podía ser menos. Doble combo de guiños a la mítica Gundam, con los protagonistas corriendo como "Char Aznable” detrás de un escarabajo dorado, y con el mismo Aznable (solo que un poco más viejo y degradado) yendo a recoger su robot gigante al mecánico para viajar a la colonia Side 7. Otro chiste que puede pasar desapercibido es el apelativo que Gintoki usa para referirse a Elizabeth, a quien llama Q-Taro por su perturbadora similitud con el fantasma homónimo creado por Fujiko Fujio (Doraemon). Los clásicos brillan en su constante cita, ya sea en forma de lectura teatralizada de onomatopeyas de Dragon Ball, magníficamente orquestada por la hermana de Shinpachi (Masaki Suda), o como cameo de una versión medianamente libre de derechos de Nausicaä, la del Valle del viento. Vivir bordeando el límite de la legalidad y, de paso, disfrazarse de Monkey D. Luffy como hace el propio Gintoki, esperando que su vida sea más fácil con una fruta del diablo en el cuerpo.


Habrá otras mil citas y alusiones que no hayamos mencionado en este texto, porque la gracia de la referencia habita justamente en su permeabilidad, en su capacidad para expandirse dependiendo del público que la consuma. Dicho esto, esperamos que os haya gustado nuestra guía (casi) definitiva para entender el bizarro universo de Gintama.


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