La quinta película como director de Takeshi Kitano, definida por él mismo como una "Comedia Sexual", supuso un retorno a las esencias que le convirtieron una celebridad en Japón, el humor "slap-stick" más embrionario que tanto ha caracterizado toda su filmografía, incluso en aquellos títulos más orientados a la violencia. Reconocida como un homenaje al clásico "La Vida Secreta de Walter Mitty" con el que buscaba satirizar a la generación de hombres japoneses nacidos después de la Segunda Guerra Mundial.